Conocí a Avihay Abohav y su Terapia del Alma, y las regresiones, canalizaciones, y otras herramientas para ampliar la conciencia.

Empezaron a llegar a mi vida muchas almas preciosas, antiguas compañeras de camino.

Y el Tambor y el Canto Chamánico surgió de lo mas profundo de mí. Lo único que no he aprendido de nadie.

En mi búsqueda de una forma de sanar más fácil y sencilla, descubrí Access Consciousness y La Nueva Terapia. Ambas me tienen enamorada.

Lo que más me gusta es facilitar procesos individuales y grupales de transformación. Como una Chamana. Unir lo terrenal con lo transcendente, la herida con el perdón, el dolor con la compasión, el deseo con la vida. La rabia con el poder.

La música como vehículo fundamental de los procesos grupales. La danza, el canto, el cuerpo vibrante.

A veces, reconocer el ser infinito que en realidad somos, es casi más difícil que reconocer la propia sombra.

He aprendido más de la vida, en realidad de la muerte, que de cualquier curso que haya hecho.

Y todo lo que he aprendido lo pongo al servicio de todos para crear una realidad más hermosa, mas amable y más grandiosa. Ya voy soltando esa necesidad compulsiva de aliviar el sufrimiento con la que empecé a dedicarme a esto, y ahora lo elijo por el disfrute y la satisfacción de ser testigo de la transformación de otros.

Porque otra vida es posible.